Nuestras nuevas oficinas en lo que fue la Central de la Compañía de Teléfonos de Chile
Desde el 17 de noviembre pasado, el Servicio Local de Educación Pública Los Parques está ocupando la planta del segundo piso de lo que fuera el edificio de la Central de la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC). Construida en 1922, se erigió como un valioso testimonio del patrimonio industrial de Santiago y del proceso de modernización. Originalmente denominado el Hangar de la Central Telefónica (Nicolás Palacios Nº1.689), su diseño fue funcional y estratégico. Posee una estructura rectangular de madera, caracterizada por sus grandes ventanales perimetrales y un techo curvo que reemplazó a un antiguo helipuerto. Este diseño lo convirtió en una construcción notoria en un entorno de terrenos baldíos, ubicándose junto al puente Carrascal y la línea férrea a Valparaíso. Esta proximidad al tren no fue casual, pues aseguraba tanto el acceso directo para el cableado interurbano como la conexión logística con el centro de la capital, cimentando su función como una estructura central y funcional para el desarrollo telefónico.
La historia de las operadoras telefónicas está intrínsecamente ligada a esta Central. A medida que la CTC crecía, el gran espacio del edificio se destinó a que las trabajadoras mujeres cumplieran el rol esencial de operadoras. Esta labor femenina marcó la formación de una identidad laboral propia dentro de la diversidad industrial del país, siendo ellas las responsables de conectar tanto las comunicaciones nacionales como las internacionales durante años cruciales.
La Central de Santiago fue un campo de batalla en la pugna por el control de las telecomunicaciones. Fundada como CTC y manejada mayoritariamente por la estadounidense International Telephone and Telegraph (ITT), la empresa fue objeto de nacionalización paulatina que se aceleró bajo el gobierno de la Unidad Popular (UP), expropiando en 1971 las propiedades de la ITT, incluido el edificio, para crear la empresa estatal CHILTELCO. La compañía transnacional se preocupó profundamente por su pérdida de participación en el mercado chileno, llegando a jugar un papel central en la desestabilización política contra la UP. Documentos desclasificados en 1972 confirmaron que la ITT, a través de sus funcionarios, planificó estrategias y ofreció financiamiento para impedir la llegada de Allende al poder.
Tras el golpe de Estado de 1973, la Dictadura Cívico-Militar revirtió la nacionalización, iniciando la reprivatización y el despido de trabajadores. El edificio, que ya había sido un centro de inteligencia para la ITT, se transformó en la Oficina de Control Técnico y Subdirección de Talleres de la CTC y se convirtió en un centro de espionaje político y persecución al ser utilizado por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y luego la Central Nacional de Inteligencia (CNI). El documental El Color del Camaleón (2017) detalla cómo el edificio operó como una plataforma de espionaje liderada por militares.
Con el fin de la dictadura y la reprivatización continua, la CTC pasó a manos de Telefónica de España en 1990 (luego Movistar). Los continuos cambios en las plataformas de negocios, la llegada de la telefonía móvil y los oscuros resabios del pasado dictatorial, produjeron que este edificio ya no fuera parte de los proyectos telefónicos propios de un desarrollo industrial y ferroviario.
Tras años de abandono en las primeras décadas del siglo XXI, fue reconvertido en un centro de eventos, el que convive con las oficinas del Servicio Local. Para Pilar Díaz, subdirectora de Infraestructura y Mantenimiento, la permanencia de este inmueble aporta a la identidad local desde múltiples perspectivas: «como vestigio de la modernización de las comunicaciones, como pieza arquitectónica representativa de su época y como espacio que resguarda una memoria histórica que no podemos omitir. Reconocer y conservar este edificio significa resguardar un patrimonio material e inmaterial que forma parte esencial de la memoria colectiva de Quinta Normal. Hoy, con la instalación de nuestras oficinas, el edificio inicia una nueva etapa orientada al servicio público, la educación y el bienestar de la comunidad».







